Impaciencia

Ya anteriormente hable de la tolerancia y de como hay que acatar órdenes. A veces las órdenes vienen de un jefe, de los papás, o tan sólo de un ser supremo (si contamos que los mandamientos fueron enviados por Dios y deben ser acatados).

Sin embargo a veces esas órdenes vienen de adentro. Vienen de una consideración más allá de esa generalidad exterior de que debes de hacer algo por alguien o porque alguien te lo dijo. Y al final se convierte en una necesidad „exigente“ que domina la mente, excluye otros pensamientos.

Y bueno, la situación actual es una búsqueda constante por esa mejoración personal, ese entendimiento de los demonios interiores, esa aniquilación de los vicios y la virtud.

Evidentemente cosas así llevan tiempo, trabajo, dedicación. Y es por ello que es un plan a largo plazo, que empezó con el alcohol el cuato de febrero, y continúa lentamente con los demás vicios para que a fin de año se pueda realizar una evaluación.

Así, una vez erradicado el alcohol hace un mes como se explicó en el post de Pozos, pues queda continuar el camino. Y ya llevo dos semanas intentando buscar esa fraternidad, ser tolerante, calmado, paciente. A veces imagino que tengo tatuado „Paciencia y Tolerancia“ en la frente y lo leo cada vez que entro en ira haha.

Creo que de todos los pasos a seguir, este es el más complicado. No por otra cosa sino por el hecho de que la paciencia y la tolerancia son algo difícil. Aún cuando creo que en la gran magnitud de las cosas la paciencia es peor que la tolerancia, al final van de la mano. Ser intolerante con alguien en verdad no lleva a nada bueno ni malo, simplemente es un pensamiento y ya. ¿Envenena el alma? Sí. ¿Afecta al otro? No, a menos que necesites que interactuar con esa persona en cuestión, víctima de la intolerancia, y actuemos de forma impaciente, es decir, agresivo, sin tomar importancia, etc.

En algunas ocaciones somos más culpables que otras veces. Un dia nos levantamos de malas y hasta un hola nos hace enojar, otros días somos miel sobre hojuelas y cualquier cosa que nos digan sonreímos como castañuelas y nos comportamos como si fueramos rollizos querubines arropados en alguna nube por ahí perdida en el paraiso.

Y al final, el punto no es a veces ser bueno y otras intolerante, sino siempre ser fraterno. Responder con paciencia, ser tolerante con todos, así como todos deberían serlo con uno. La conclusión, es que todo está en la actitud.

Por eso, cada mala respuesta. Tres segundos de paciencia, y responder. Cada persona que nos haga ser intolerantes, tres segundos de paciencia y amarlo fraternalmente.

Al final del dia, todos estamos aquí. Estaremos aquí un buen rato. Y no existe otra situación que ser amables, buenos, tolerantes, pacientes, amorosos con el prójimo. Tal vez una mala respuesta nos cueste tres segundos menos, pero tratar enmendar una mala respuesta puede costar horas, días, meses, años. Y dependiendo la persona, el momento, el contexto, la frase, puede ser algo que jamás se pueda corregir.

Por eso, el siguiente vicio, el nuevo pozo que excavaremos será el de sonreir, el de ser fraternal. Cuando seamos intolerantes sonreir. Cuando querramos responder mal, respirar, esperar tres segundos mientras piensa uno en paciencia y tolerancia, y responder de la manera más fraternal.

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