Philip Kerr – Segundo Ángel

Haciendo caso omiso a cualquier ordenador cuántico, comenzaré por el final. Y que final mas singular (como el incio del universo), irónicamente, que hacer la pregunta “¿Qué somos?”. Y bien podríamos dar una interpretación Sartriana diciendo que somos esencia precedida de nada y por ende, tan sólo somos las víctimas de nuestras desiciones “responsables”. Pero esta idea nos hace una tentadora pregunta, las desiciones en verdad las tomamos, o ya han sido estas tomadas (pensando tangencialmente en el destino) y nosotros sólo acatamos el sentido espacio-temporal de un maquiavélico plan previamente trazado. También podríamos tomar una interpretación biológica, y decir que tan sólo somos un par de elementos juntos que crearon aminoácidos (básicamente carbónos y oxígenos para ser un poco más precisos) y que tras complejos hélices llamado ADN (de magnitud aún incomprendida) se genera un ente pensante (al menos se pretende creer). Pero en realidad no estaríamos dando una respuesta a qué somos, sino más bien una interpretación a cómo es que estamos aquí.

Este pequeño pensamiento inunda, hasta cierto punto, la finalidad del concepto metafísico de existencia como persona en el libro. Atrevo a aventurarme a ir en retrospectiva, porque como bien diría Steve Jobs “Hace 20 años no sabía para que necesitaría las cosas. Ahora, puedo conectar los puntos de lo que he aprendido en mi vida”. Y el libro es como contar una vida, tiene un Génesis y un Apocalípsis. Y entramos a una discusión, posiblemente somera en el libro, sobre qué es el principio y qué el fin. Ya que en términos universales, la singularidad dio la existencia a un Big Bang y la constante expansión universal (exponencial por cierto) asegura que en algún momento existirá el Big Crunch (lo contrario al Big Bang). Pero bien, esto no explica que es el incio y el fin, sino que muestra una interpretación macrocósmica de lo que microscópicamente llamaríamos: La Muerte.

Ahora bien, ¿qué es en realidad el comienzo en un ser humano?. Técnicamente sería el momento del nacimiento. Pero así como Einstein rechazó el hecho de la inexistencia asensorial, es decir, las cosas no existen si no las percibimos (que posteriormente trataré con mayor profundidad), yo rechazo categóricamente que el nacimiento signifique vida. El nacimiento, a diferencia de lo que podría plantear el libro, lo considero comenzar a morir. Muy posiblemente una persona de la corriente pragmática me dirá que para que la muerte exista, debe extinguirse la vida. Y si la vida, como yo digo no existe, entonces la muerte tampoco. Pero ya que morimos, es una demostración irrefutable (por contradicción evidentemente, o reductio ad absurdum) que la vida tiene que existir. Aunque es una idea conmovedora entra entonces la pregunta: “Si la vida tiene que existir para la muerte, entonces el presente tiene que existir para el pasado y el futuro”. ¿Y alguien negará el presente no existe?.

Aunque suene un poco desfachatada tal insolencia es simple mecánica newtoniana e inclusive no newtoniana si se quiere ser estrictos e invocar la incertidumbre de Heisenberg. El pasado es un hecho, por el bien del argumento y evitar entrar en retórica recursiva sobre los recuerdos se tomará en consideración que los hechos pasados “sí” existieron, que está ahí y nuevamente aunque Einstein no hubiera estado de acuerdo se toma como una imagen fija de existencia, aunque sea mental, pero existente al fin. El futuro se puede considerar como un plano al frente, pensando que caminamos sobre una línea temporal lineal, que aunque posiblemente no lo conozcamos (pero pueda ser computado) está ahí. Entonces bien queda la duda de que es el presente. Si se considera el tiempo de una vida como un péndulo, el inicio o nacimiento sería la amplitud máxima en un extremo, el presente sería la posición de reposo y el futuro la amplitud máxima en el otro extremo. Si nos basamos estríctamente en energías, no existe una energía “media” que defina el punto de reposo. Existe la energía potencial que es la que conserva el péndulo en los extremos y la energía cinética en el punto de reposo, el cual explica claramente el funcionamiento del péndulo. Regresando a la analogía, se puede considerar que al igual que el Big Bang, todos al nacer somos vida potencial (irónico es pensar en ello, pensar el argumento que la vida no existe y negarlo, y aún así usar frases como “Ese chico tiene potencial”), es decir, traemos une energía que se nos otorgó, ya sea la naturaleza, algún dios o simplemente años de evolución y selección natural. Después, en el momento que nacemos es ese punto de reposo del péndulo. Y en el momento que comienza la “vida” de la persona es simplemente el impulso, la energía cinética que traemos. Por lo tanto no estamos viviendo, estamos solo muriendo. Bien diría Sócrates (Platón), el filósofo es un moribundo.

Por otro lado plantea el libro una interesante idea respecto a que la sangre (tema central del libro de una sociedad post-apocalíptica renaciendo que hace recordar un ciclo macondiano) es un sistema super complejo que únicamente podría ser concebida su existencia debido a una deidad suprema, ya que las probabilidades de acertar mecanismos tan complejos que deban de funcionar simultáneamente tiende al cero. Considero interesante la idea, ya que en este caso el narrador (un replicador cuántico) atribuye esta maravilla a una deidad, aún cuando el mismo narrador que es una computadora no entiende el concepto de deidad al hacer el siguiente comentario:

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Así pues, si la existencia de Dios esta contenida en la propia idea, la idea de quien creo ese sistema tan maravilloso, no precisamente responde al concepto de una divinidad máxima como Dios, máxime si su existencia se resume a una simple disertación sobre una idea. Ya que de ser así podríamos incluir al Pastafarismo como una “religión” real, ya que la existencia de un Dios hecho de pasta es concebir la idea, y como no puedo deshacerla, quiere decir que debe existir, etc.

Pero más allá de alguna burla adolescente sobre el modelo “inteligente” o creacionismo (el cual reprocho completamente, aún más que la selección natural, considerada por mi una abominación Lockeana o Hobbeana, o ambos) entra la pregunta de cual es el rol de la naturaleza, o si también negaremos su existencia en bien de un concepto totalitario como lo es dios (a final de cuentas la concepcion de un dios genera un régimen totalitario donde entregamos nuestra libertad a un estado político donde el soberano tiene la razón, y cual otra razón no ha de tener que el plan divino. Que por ende es perfecto, irrefutable y justo, aunque esto último no sea una necesidad primordial, por eso es soberano). ¿Y de qué habría de protegernos? ¿De nosotros mismos como diría Hobbes, “Homo homini lupus”?. Como podría protegernos Dios, como bien diría Epicuro, si no es capaz de acabar con el mal.

“¿Es que Dios quiere prevenir la maldad, pero no es capaz? Entonces sería impotente. ¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces sería malevolo. ¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces la maldad? ¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué llamarle dios?”.

O simplemente habría de proteger nuestra alma, el bien mas preciado, como diría Sócrates (Platón), el alma que tras la muerte y su separación llegaría con los dioses sabios. Pero sin desviarnos más del tema, esta teoría hace remembranza a otra más terrenal y “científica”: La panspermia. Que en resumidas palabras genera las mismas preguntas, pero atribuyendole las respuestas a la naturaleza en vez de a una deidad cuya existencia es dudosa en comparación con la naturaleza.

Otro punto que mencioné anteriormente y me ha llenado de fascinación ha sido la existencia de los demás como representación mía. Ha sido tratado por este libro, series animadas como Evangelion y evidentemente por múltiples filósofos. A diferencia de Descartes, considero que “cogito ergo sum” es una frase hermosa para embelezar el oido de alguna mujer que querramos conquistar (así como el clásico “carpe diem”) y que el concepto de que la duda necesita sustancia es algo irónica hoy en día. Como me imagino en esa época no existían las computadoras (así como lo plantea el mismo libro), no había cabida para la concepción no-espacial de procesos cognitivos, interrogativos, pero que es lo que hacen las computadoras hoy en día con las redes neuronales. Lo mismo que sus homónimas reales en el cerebro de cualquier ser humano. Bien afirmaba la Matrix y demás películas Sci-Fi (aunque éste término esté mal acuñado y empleado) que la única existencia es a través de la conciencia de sí mismo.

En otras palabras solo existimos cuando podemos concebir que existimos. Solo existimos cuando abrazamos la idea de nuestra existencia. Lo cual no implica que deba haber una materia para existir. El punto de este discurso es a un momento en el libro cuando un personaje habla con su computador casero y en tono de mofa dice a su animación (Einstein)

”Consigueme un vuelo a la luna, aún estaba ahí la última vez que volteé”

Así pues siguiendo la misma corriente de pensamiento y a Descartes, si los sentidos nos engañan (o como dirían los hindúes, la realidad es Maya [ilusión]), quiere decir que no podemos confiar en ellos (duda metódica), entonces si “Pienso, luego existo” fuese una certeza, Dios sería también una certeza. Esto debido a la perfección del mismo, no dejando cabida a la duda, tal y cual afirma el libro, aunque con otras palabras. Pero regresando a la luna y al pasado, si el pasado es una representación mental de un supuesto suceso que aconteció, cuánticamente podríamos decir que una replica mía existe en ese momento espacio-tiempo. Pero con palabras más mias y haciendo referencia a lo anterior. Todo mi universo es una representación mía, es una realidad construida a partir de conceptos básicos (llámeseles mónadas de Leibnitz si se gusta) que como bien diría un aclamado filósofo, al momento de cerrar mis ojos (dormir) ese mundo se desvance. Y empíricamente es fácil de concebir, aunque posiblemente un poco más difícil de demostrar. Basta con conceptualizar algo tan banal como los habitantes del mundo, aprox 6700 millones de habitantes. De los cuales, si tengo una gran cultura televisiva (si es que se le puede llamar así) o un gran circulo de amigos, podría aventurarme a decir que se conocen a 1 mio de personas. ¿Y el otro 6699 mio de habitantes? ¿Existen en realidad? ¿Cómo se que su realidad o existencia es tan “constante” o “contundente” como la mía? ¿Porque responden a la linealidad del tiempo?

Y bueno, de esta manera termina el autor la historia, haciendo una reflexión de este tipo tras bambalinas, al finalizar la historia con el concepto de que, eventualmente, todos vivimos dentro de todos, todos estamos conectados y todos respondemos a una totalidad. Una totalidad como bien la habían concebido nuestros ancestros anahuenses (o como sea que es correcto llamarles), donde el hombre era parte del universo y este del hombre, es decir, el macrocosmos no era más que la concepción hiperbólica de la propia concepción microcósmica. Concepto que hace recordar a la religión al mencionar “Ser a través del otro” aunado a antigua inscripción en la entrada al templo de Delfos “Gnosti Te Autvn” (Nosce Te Ipsum).

Que aunque yo no sea un afamado filósofo de antaño como San Augustín, Erasmo o Sócrates (Platón) me permitiré interpretar la frase en conjunción a lo anteriormente dicho, diciendo que esta frase sólo se refiere a lo que los 3 mosqueteros pregonaban que todos eran uno y uno eran todos. Así bien, yo no soy diferente a tí ni tú a mí, ya que ambos somos el mismo. Y sí, existe una deidad, tú y yo. No un dios omnipresente, porque al estar todos conectados juntos somos dios. No un dios omnipotente, porque al estar todos conectados el límite es la imaginación (como bien diria einstein, “Es mejor imaginacion que conocimiento”). No un dios eterno, porque nuestros mismos genes, replicados de generacion en generacion con una fidelidad que avergonzaria a linux, nos hace eternos. O como diria Socrates (Platon), el conocimiento existe en el alma, solo que ha olvidado por estar en contacto con el cuerpo que la corrompio. Conocer es recordar. Y esto nos recuerda a los hindúes como ya se mencionó anteriormente, donde Maya ilusiona las almas (que viven dentro del cuerpo) para hacerles creer que lo material es la realidad.

Como conclusión y a reservas de mi supina ignorancia, solo queda por mencionar que las dudas en cuanto a contenido del libro seran aclaradas cuando se haga la presentacion de este y, mas importante aun, si nos basamos en mi reducido conocimiento de la biblia, se menciona en cierta parte de una edificio llamado “Torre de Babel”, la cual fue destruida debido a que se aproximaba demasiado al cielo. Posterior a este hecho, los hombres uqe hablaban una sola lengua, se les otorgo una nueva y diferente, creando asi una separacion entre ellos. Aun cuando no sea uno perteneciente a dicha religion que cuenta tal historia, se puede apreciar como hasta al fecha vivimos separados, y la tesis del libro y que se ha propuesto, que solo unidos somos dios, y que no es ams que una vaga idea de un concepto de lo que podemos ser es poco plausible, es decir, jamas existira dicha union.

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