Reyes

Este es el texto que leí en la última presentación a la que asistí en la Universidad Anáhuac como alumno del „Taller de Creación Literaria“.


 

Antes que nada…

Sí, lo escribí, porque sabía se me olvidaría. No, en verdad, sí lo escribí. Una enorme disculpa, porque es el último texto que leeré como alumno (espero), y uno siempre se imagina cosas super woao. Algún texto que revolucionará las mentes de los oyentes.

La verdad es que no. Mi intención no es cambiar a nadie, simplemente la de existir. Como dijo alguien muy sabio, al final mis palabras son sólo eso, lo interesante es lo que hagan ustedes con ellas. Soy el vehículo, que funciona con etanol (muy moderno y ecológico). En fin, comienso que me presionan. Que bueno, de hecho ya lo hice…

Hay una canción de De/Vision llamada „Flash of Life“ que dice algo así:

En un flash de vida no svolveremos a encontrar, en otra vida quién sabe dónde o cuándo. En una vida perfecta donde podamos ser reyes, en otra vida donde caminaremos lado a lado.

Más o menos así es la traducción.

¿Qué nos define como persona sino nuestros vicios?

¿Quién nos juzga por nuestros vicios sino la sociedad?

¿Qué es la sociedad sino nosotros mismos definiendo los vicios?

Lujuría, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia. Siete pecados capitales…

Que ya no son pecados hehe. ¡Que diría Dante, que en vísperas de elecciones, causar pobreza es un pecado! O que tomar café (droga) es un nuevo pecado.

¿Qué diría la novia Asmodeo (¿o novio?) de varios (¿o varias?) ante el ultraje de la desaparición de las bondades de su representación?.

Vivimos en un mundo libertino, buscando la libertad. Si pudiera compararlo con una persona lo catalogaría como un adolescente. En medio de unos adultos con tendencias retrogradas, oscurantistas y una juventud perdida entre los libros de Sade y Sacher-Masoch, un perrito sin correa.

Dónde quedó la inocencia de la sociedad, donde un libro era „prohibido“ y algo para ocultarse. Ahora mientras más explícito mejor. Personas que prefieren vestirse con un push-up que parecen anginas, que evocar pensamientos que nos remontan a momentos primigenios de belleza y bondad. Épocas donde la postura, la forma, la gallardía definían a un buen mancebo, o a una humilde y delicada doncella. Una época donde pensar era lo prohíbido, ahora, una donde ya no se considera como un privilegio, sino que se da por sentado. Omitiendo así hacerlo por simple apatía.

Ahora se ha reducido todo a una banalización de la sensualidad, de las relaciones, del amor, de las situaciones, de las personas. Se ha subvalorado una relación amorosa, para sobrevalorar los actos de ésta. Ya no nos definimos a través del otro, nos limitamos a juzgarnos por el otro.

Las generaciones x, y, z, o la letra que sea, se determinan por una variable, no por una convicción. Idealizaciones post-internet, donde relegamos conceptos a definiciones como „de los papás“. Un debate sobre un debate que olvida sobre lo que se debate. Un generación Youporniana que ha sexualizado cualquier atuendo, situación o noción de las cosas que se salen de un conservadurismo de antaño.

Momentos en que queremos volver a ser comunistas y vivir en el bosque hablando con los conejos, o blandir un martillo y forjar el capitalismo a una conveniencia de gustos, todos somos iguales, pero quiero un iPad, hagamos el amor en tu cama y no la guerra (con mi esposa). Pero nadie nos informó que la guerra a las injusticias, la ignorancia y la apatía no estaban prohíbidas. Te irías a la cama conmigo para combatir la injusticia? Non sequitur, entonces ¿por qué permitir la ignorancia?

Si al final, el valor de una cosa es tan solo la interpretación que hace una persona de la utilidad, deseo, importancia, interés, belleza. Producto de un aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal, e incluso la noción de un orden natural que trasciende al sujeto en todo su ámbito. ¿Cuál es el valor entonces que le da uno al propio vicio, a los propios conceptos, a la jerarquización del conocimiento, del empirismo, de las necesidades, de la sociedad, del uno respecto al otro?.

¿Qué valor tiene la interpretación de la sociedad sobre nosotros?

La única condición del texto era que al final se lograra la salvación del „anima“ protagonista. Pero si nosotros somos el protagonista de nuestra propia historia, de nuestros propios pecados, de nuestros propios vicios. Si nosotros mismos somos quiénes nos definimos, ¿cuándo dejaremos de juzgarnos a través de los demás y salvaremos nuestra „anima“ a pesar de los demás? ¿Cuándo seremos nuestros propios reyes?

 

Vielen Dank!

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