Cierta canción dice… „Verborgen in mir“… Otra que dice… „Change myself never, never“…
¿Por qué el destino se perece en modificar nuestra existencia?
¿Qué trabajo cuesta decir „Exceptuandote a tí, mis audifonos alejan al mundo de tu pensamiento“?
¿Qué situación nos hace inexistentes cuando neceistamos el valor?
Como bien diría Sonata Artica „Shy“…
Si el dolor es lineal… ¿Por qué parece exponencial?
¿“Hola“? ¿Acaso no lo podemos pensar? ¿“Cómo estás“? ¿Acaso interesa?
Dolor, sufrimiento y angustia… Necesidad y vanidad…
Lágrimas que nacen en el pensamiento y mueren en los labios…
Padecer y padecer…
La continua remembranza… Cuando el sentido cree que dejó pasar a la razón… Vuelve la recaída de la necesidad… Inducida, pero necesidad al fin…
¡Oh Destino! ¿Por qué me haces cargar con esta cruz? ¿No te basta con marcar mí camino, que es necesario hacerlo tortuoso?
Injusticia celestial de todos los dioses del Olimpo…
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